"Por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde"
Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que recibí. Se llamaba Sara y la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo llegaba la felicidad y la distraía. Nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón.
Es decir, se dedicó, sólamente a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa.
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