6 ago 2010

2. “Cuando piensas que nada más te puede sorprender, siempre llega alguien a callarte la boca”

Había oído tantas veces la historia de la batalla que Víctor libró en su cabeza durante los dos meses y a pesar de eso, cada vez que la escuchaba le encontraba un nuevo detalle. Algo que no estaba ahí la vez pasada. Era bastante curioso. Supongo que Víctor me iba descifrando una cosa a la vez para que no me fuera a dejar en shock. ¿Cómo si a esas alturas algo me hubiera podido sorprender?
La historia de la batalla se llevó a cabo en su mente, cuando Hugo y él (si, el demonio tenía nombre) no se ponían de acuerdo en que iba a pasar desde ese punto en adelante con la vida de Víctor.

Hugo le había explicado que hasta que los dos estuvieran de acuerdo, él podía mantenerse en calma y concentrase para recuperar el control del cuerpo de Víctor que yacía solo y sin poder alguno en la cama de algún hospital y entonces Víctor podría salir del coma. Sin embargo, Víctor se llevó la mitad del primer mes culpando a Hugo por todos los asesinatos, diciéndole que se sentía como una marioneta por estar ahí sin poder hacer nada. La otra mitad Hugo la gastó tratando de convencerlo que las “personas” que él había “matado” no eran personas, sino demonios al igual que él. Y que no había matado a las personas en sus cuerpos puesto que estas ya estaban muertas. Los demonios como Hugo se encargaban por así decirlo, de eliminar aquellos demonios que buscaban el beneficio propio rompiendo el equilibrio que existía en nuestro mundo. Curiosamente, Hugo era el bueno de la historia. Víctor se entristeció más cuando supo que los otros demonios habían eliminado a los dueños de los cuerpos para así tener control absoluto de ellos, sin embargo pareció simpatizar con Hugo cuando se dio cuenta de que a él no lo habían asesinado, a pesar del riesgo que esto implicaba para Hugo al poder fracasar en su “misión”.

Al final del segundo mes, cuando se conocieron más y cuando hablando de mí, Hugo comentó. “Ahora entiendo porque te aferrabas tanto a tener control sobre ti, ella es hermosa”. “Lo es” le contestó Víctor. Fue en ese momento cuando se despertó del coma que lo había tenido postrado por 2 meses.

Ahora yo vivía con dos seres en uno solo. La voz de Víctor era gruesa y tenía eco. Lo cual era una muestra clara de que habitaba más de una persona dentro de él. Víctor y Hugo habían decidido vivir en el mismo cuerpo a pesar de que Hugo había acabado su misión. El tenía una conexión muy fuerte con Víctor y por más extraño que suene, se había encariñado de él. Además de que quería conocer un poco más la conducta humana. Le prometió a Víctor que no lo molestaría, que viviría ahí dormido y apagado en él a menos de que necesitara su ayuda, pero mientras tanto no saldría en lo absoluto y sobre todo que NUNCA hablaría conmigo. Así pasó casi un año y Hugo cumplió su promesa hasta el día de mi cumpleaños.

Ya había transcurrido la mayor parte del día y yo seguía recibiendo llamadas de familiares lejanos y de amigos que hacía bastante tiempo no veía. Aunque algunos no eran de mi agrado, tenía que portarme educadamente y corresponder a sus saludos. Recibí llamadas desde otros países en los cuales no sabía qué tenía familiares, lo cual me sorprendió ya que yo no era tan querida en mi familia, bueno, según yo. Cuando se terminaron las llamadas fui a comer a casa de mis padres, donde mamá y papá me regalaron entre los dos un viaje todo pagado a Rusia por una semana para dos personas. Mis papás ya se habían acostumbrado a que viviera con Víctor y también los padres de él, pero a pesar de eso me parecía sorprendente que hubieran gastado tanto en un viaje para los dos. No era algo muy común en ellos, sin embargo, acepté el regalo y le di un abrazo a ambos. Después de comer, mis amigos del trabajo fueron a visitarme a la casa y a llevarme cada quién un presente. Los regalos variaban desde una bufanda, hasta lencería. Pude ver como Víctor se sonrojaba cuando saqué de la diminuta caja un mini vestido color rojo carmesí el cual iba acompañado por otro conjunto de ropa interior. La verdad estaba demasiado coqueto, incluso para mí, pero como había venido haciendo el día con todos los regalos, di las gracias con una sonrisa. Llegada la noche Víctor me llevó a cenar a mi restaurant favorito. Entramos al lugar sin que nadie volteara a vernos, nos sentamos en la mesa preferida de Víctor y pedimos la carta. Este era el segundo regalo de él, me había dicho en la mañana que tenía 3 regalos preparados. El primero había consistido de un desayuno en la cama y un paquete diminuto donde venían las llaves de mi nuevo coche. Sabía que me resistiría a aceptarlo así que dijo que no había devoluciones y que ya lo había pagado. La verdad si necesitaba un auto, por lo que no hice mucho alboroto por el asunto y acepté mi regalo. El segundo había empezado cuando me llevó de sorpresa a casa de mis padres y continuaba con la cena. Mientras observaba lo que había para comer, Víctor se volteó a ver su mano izquierda y la cerró en un puño. Hizo una expresión con su rostro y respiró, aún sin soltar el puño. “Ahora vuelvo” dijo. Se paró, me dio un beso en la frente y caminó en dirección al baño. Mi cara era de confusión pero no pude hacer nada, todo pasó muy rápido. Minutos después un hombre de enorme parecido a Víctor se acercó a mí. Era casi idéntico, con la diferencia de que sus ojos eran de un tono rojizo, era 5 cm más alto y su voz sonó mucho más profunda cuando me dijo “Hola Vanessa, por fin nos conocemos. Feliz cumpleaños.”

No hay comentarios: